Al margen del eterno vodevil de la política, lo que está copando la actualidad en los últimos días son los papeles de Panamá, de mucho más alcance cuantitativo y cualitativo que Wikileaks o las filtraciones de Snowden. Hay un común denominador: son datos, cifras, documentos, en una cantidad tal que es imprescindible el uso de varios ordenadores, periodistas y programadores para poner negro sobre blanco, para decodificar en artículos y reportajes todo lo que esconde. 

Lo voy a considerar como un anexo a la serie que estamos viendo de vida minimalista y buscar tu camino sin influencias ideológicas, demagógicas y económicas. Y aprovechando la relación, hace unos días asistí a las Jornadas de Periodismo de Datos. Pudimos disfrutar de interesantes ponencias de la mano de Kaeti Hink (Washington Post) y Helena Bengtsson (The Guardian), con el posterior debate sobre el futuro de periodismo de datos y por ende del de investigación, porque como bien apuntó Borja Berganeche, del Grupo Vocento, van e irán cada vez más íntimamente ligados, amen ya de la necesaria simbiosis con disciplinas como el diseño gráfico y la programación. El reto: adaptar (siempre en continuo avance y adaptación el periodismo multimedia) esas herramientas al móvil, puesto que es y serán mayoría quienes usen preferentemente este medio para informarse, aunque no presenta igual facilidad para tal forma de presentar datos e informar que el PC y la tablet.



Jornadas de Periodismo de Datos en Fundación Telefónica

Estamos asistiendo a la era de los datos, de su cantidad ingente y de cómo procesarla, separar el grano de la paja y ofrecerla al público con tanto rigor como atractivo. Como demostraron con algunos ejemplos, desde una fría base de datos y mediante una laboriosa búsqueda de patrones, cruces e investigación que ponga caras y hechos a tales cifras, se consigue una historia de interés e incluso con una gran carga social, como bien han sabido plasmar en la película ‘Spotlight’ la investigación que llevaron a cabo desde el Boston Globe, destapando toda una trama de corrupción iglesia-política y de pederastia. 

Pero el tema es otro porque como digo guarda relación o debe guardarla con la serie que nos ocupa. El caso es que hace unos días se publicó un artículo donde se desglosaba con un ejemplo concreto lo que un ciudadano medio paga en impuestos y lo que le queda de dinero real tras todo ese pago. 

Son datos, sí, e incluso los fríos datos podéis decir que depende de cómo se enfoquen, se desglosen y comparen. Como siempre apelamos a la inteligencia de quien lea porque además se le presupone una intención de no caer en postulados caducos liberales, socialdemócratas, comunistas o cualesquiera ideología al servicio siempre de intereses políticos y confrontación sectaria, justo lo de lo que debemos huir para construir nuestra vida, como hemos visto. Por supuesto que los papeles de Panamá son en su mayoría un compendio de malas prácticas, avaricia, ilegalidad y evasión y no justifican la indignación de los números que en el artículo hablan por sí solos respecto al latrocinio del estado a un asalariado medio, pero es hora de ser lógicos y en esa lógica incluye denunciar lo uno y lo otro. 

No se trata de ricos o pobres, evasores y cumplidores, derechas o izquierdas. Se trata del pilar básico de esta serie: este sistema en ambos extremos es ilógico y ante la estupidez de las élites y de la ciudadanía que sigue a esas élites posicionándose en posturas absurdas de ultraliberalidad o izquierdismo, no queda otra que luchar por ti mismo y buscar tu camino. En eso estamos, así que una vez más, quien lea esto con tamices de derecha o izquierda, de teorías económicas o clichés contra empresarios u obreros, que se limite a leer los medios de comunicación afines a tales postulados. Aquí eso sobra.

Repasemos un poco el artículo y que levante la mano quien no piense que absolutamente delirante y no se sienta pseudoesclavo o imbécil. El maravilloso invento de los estados-nación, la moneda fiduciaria, la deuda, el sistema fiscal y la opinión pública mediante “prensa libre”, para convertir al ciudadano bajo una “democracia” en un auténtico dependiente: el ejemplo de ese ciudadano que “cobra” 24.000 euros al año y que tras el poder adquisitivo real de 19.200 euros y todos los impuestos directos e indirectos y gastos obligatorios, el Estado se queda con 14.877 euros, está todo dicho. Son números reales, de una vida en un sistema del que luego nos quejamos tanto pero del que realmente no ponemos de nuestra parte por desembarazarnos de él o bien lo damos por bueno a fin de cuentas.




También despotricamos contra los empresarios, sin distinguir entre algunos sin escrúpulos, explotadores y evasores y la mayoría, trabajadores y verdaderos creadores y mantenedores del tejido productivo y de los empleos, y donde en el ejemplo del artículo ya para empezar paga 7.296 euros al estado por el empleado. Como veis quien gana siempre es el estado y además está tranquilo puesto que ve como se siguen peleando ambos actores cuando la culpabilidad está en el árbitro. 

Estamos atrapados en una maraña de cargas impositivas, pero lo más eficaz es que otra red tupida de clichés ideológicos, complejos, datos manipulados u omitidos y mantras inamovibles sin el más mínimo análisis o rigor hace que los verdaderos culpables (los extremos ultraliberales y ultraestatales) salgan indemnes y vean como el grueso medio se pelee entre sí. De esta manera, no queda otra que buscarse el camino para evitar que no puedas hacer trabajos si no tienes un sueldo fijo porque los casi 300 euros de cuota de autónomo sea más que lo que ganes ese mes o que haya que buscarse la vida para crear valor añadido sin que el estado te vampirice antes de que puedas crecer de verdad, evitando increíblemente lo que se supone que quiere fomentar. Una gran red de mentiras con unos sólidos pilares de ganancias con la aquiescencia, no lo olvides, de los que supuestamente defienden al ciudadano y de los que no. Porque no lo olvides tampoco, son la misma moneda y necesitan esas dos caras para que no pierda su valor y que el resto sigamos creyendo en ella y pensando que decidiendo ponerla de cara o de cruz (o sea, votar) cambiará nuestra vida o destino. Pues no, tu destino y tu libertad lo decides tú. 

Pero ojo, no te engañes, la solución no es lo que te pueden estar sugiriendo para combatirlo los supuestos fanáticos del libre mercado, ni tampoco los populistas que en si llevan la contradicción porque necesitan esa supuesta injusticia para subsistir y la subsidiaridad para seguir evitando esfuerzos propios del liberalismo bien entendido y no ladrón. Es hora de comprender que nos equivocamos de flechas, que los mismos que quiere intervencionismo económico no quieren ninguno en la educación de sus hijos, por ejemplo, y viceversa, retroalimentándose entre sí, cuando la clave es la contraria: una libertad económica y un intervencionismo estatal sólo en los asuntos clave para el futuro precisamente de la libertad del individuo, pero no desde el prisma libertario o libertino, sino desde el lógico y adquirido para que el ser humano sea verdaderamente eso, humano y desde ahí crear de verdad una sociedad lógica y justa, sin maniqueísmos ideológicos. Parafraseando a Niezstche: la ideología ha muerto. 

En próximas entradas seguimos a lo nuestro y que unos y otro sigan en lo suyo, y el borreguismo siguiéndolo.
Continuando con el tema vivienda, hoy vamos a abordar someramente, siempre desde lo práctico, cómo minimizar daños en cuanto a gasto y/o sacar ganancias inmobiliarias.
La historia siempre se repite. Con la crisis de 2007 parecía que al menos supondría un cambio de modelo y mentalidad con respecto al ladrillo pero nada más lejos de la realidad. Desde hace ya tres años han vuelto a aparecer las grúas y las hipotecas sin complejos, alentado por los tipos casi a cero. Ya hay entidades bancarias ofreciendo diferenciales menores del 1%.

Si ya tienes una hipoteca puedes hacer dos cosas: mejorar las condiciones o deshacerte de ella. Si tu elección es la mejora, puedes negociar con tu banco (novación) o cambiarte (subrogación). En ambos casos ten en cuenta que no te saldrá gratis (cómo no) y además hay que cumplir tres requisitos:
  • Tener pagado tres años al menos.
  • Libre de pagos pendientes.
  • Que sea la vivienda habitual.
En la novación sólo podrás negociar por:
  • El interés que te aplican (necesaria escritura pública).
  • El importe pendiente.
  • El plazo de amortización.
  • La titularidad (caso de separación, divorcio o fallecimiento).
En la subrogación, ten en cuenta que podrás hacerla sin pedir permiso a la entidad y normalmente el banco te hará una contraoferta para no perderte como cliente (como ocurre en telefonía o seguros). Dispondrían de 15 días y deberán hacerlo ante notario. Los gastos serían mayores que la novación, entre 500 y 1.700 euros. Haz tus cálculos para ver si compensa (teniendo en cuenta también gastos que puedan derivarse de ese cambio, como comisiones y seguros), pero seguramente en la mayoría de los casos sea así: primero porque el amenazar con irte siempre deviene en mejora de condiciones y segundo porque muchas hipotecas se contrataron con intereses superiores a Euríbor +2.5.


Alquiler

Tanto si tienes una vivienda en propiedad como si no, el alquiler es una forma cómoda de obtener ingresos, por mucho que tiren para atrás temas como el impago o los daños en la vivienda. Ahora veremos cómo evitarlo. Hay dos opciones, obviamente también en función de si vives en la vivienda que vas a alquilar o no:
  • Alquilar la vivienda completa.
  • Alquilar por habitaciones.
En la primera, sólo podrás si lógicamente no vives en ella y en la segunda puedes vivir o no. Lo más importante de todo es que en el primer caso se regula por la ley de arrendamientos urbanos (LAU) y en la segunda por el código civil. Deberás decidir si te conviene más una u otra, sobre todo desde el punto de vista fiscal:
  • Por habitaciones: hay que realizar un contrato por inquilino, deberá estar el piso amueblo y especificar qué zonas son comunes. No hay marcos temporales obligatorios. Ventajas: puedes desalojar la vivienda cuando quieras y al estar suscrito al código civil lo puedes hacer en unos días si los inquilinos se negaran; puedes desgravarte gastos relacionados con el mantenimiento y mejora de la vivienda (por ejemplo, si eres tú quien pagas luz o calefacción, pues tendrás importantes desgravaciones). Desventajas: menos seguridad, más movilidad al no haber una duración mínima de contrato, menos desgravación fiscal para el arrendador y ninguna para el arrendatario.
  • Piso completo: por ley los inquilinos puede estar tres años mínimo. Ventajas: más regulación contractual, mayores desgravaciones fiscales (exento de iva y reducirse entre el 60-100% del precio de la vivienda), aparte de un 3% del valor catastral del inmueble, cosa que pocos saben y apuntan en su declaración. Desventajas: más dificultad en caso de deber desalojar a los inquilinos, al no regirse por el código civil directamente sino por la LAU y no poder hacer uso inmediato de tu vivienda en el caso que te sea urgente volver a vivir en ella o venderla. Además el inquilino puede desgravarse parte de su alquiler siempre que contrato y fianza estén depositados en la entidad regional correspondiente.
Seguridad y fiscalidad

Aparte de que el servicio del que voy a hablar también desgrava, es imprescindible y te dará tranquilidad absoluta contratar una agencia que te lleve todo si te decides por alquilar tu vivienda completa. Por un precio que suele equivaler al primer mes de alquiler o bien una cuota mensual, ellos se encargarán de buscar a los inquilinos adecuados, enseñar el piso, realizar el contrato e incluir un seguro de impago que normalmente te cubrirá un año entero de impago y cualquier coste derivado de acciones legales contra el o los inquilinos. De esta manera sólo tendrás que preocuparte de que el montante mensual ha llegado a tu cuenta. Dos ejemplos de agencias: 



Por último ten en cuenta que hasta este año la edad y ocupación del inquilino influía en la desgravación, en virtud de si era mayor o menor de 30 años (en vez del 60%, el 100% sobre los beneficios) y de si sus rendimientos netos de trabajo superaban el 75% del IPREM o Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples. A partir de este año será del 60% para todo caso.

Si has alquilado tu vivienda por temporadas (casos de Airbnb o Homeaway, por ejemplo), los rendimientos tributarán como capital inmobiliario pero no podrás aplicar la reducción del 60%.


De cualquier forma, siguiendo los prefectos de esta serie, es hacer números y ver si compensa o no tener vivienda en propiedad, y si ya la tienes, cómo sacar el máximo partido dependiendo de si vives o no en ella o si quieres/puedes alquilar el piso entero o habitaciones. Y puestos a meternos en fregados inmobiliarios y si tienes liquidez para ello, hazlo bien y busca chollos reformables en zonas costeras o céntricas de grandes capitales donde poder obtener beneficios e incluso poder vivir de los alquileres y no que la vivienda y los bancos vivan de ti.