Recientemente acabo de leer un libro educativo y sobre la educación. José Antonio Marina es un reputado filósofo y educador, dos disciplinas que deberían ir más unidas de lo que en realidad están. ‘Despertad al diplodocus’ es el original y metafórico título de su último libro.
Entre la divulgación y el ensayo, Marina aboga por una ambiciosa revolución educativa que debería culminar en cinco años. Me parece una visión muy optimista pero desde luego los argumentos son tan lógicos como necesarios. Lo malo es que nos topamos con el partidismo político y lo que menos les importa es un pacto estatal por la educación y si aprobar cada facción ideológica una ley educativa acorde a sus pretensiones.


Las ideas básicas que expone son:
  • La iniciativa privada ya se está posicionando claramente. Consideran a la educación el pilar básico del desarrollo y el que más influirá en el devenir futuro, de ahí que Google, Microsoft, Apple, Cisco o IBM estén invirtiendo mucho en ello, siendo un valor estratégico fundamental.
  • Es necesaria una educación continua en todos los ámbitos, dado el cambio también continuo y el desarrollo acelerado.
  • El educador debe ser una profesión de élite, a la altura de médicos o ingenieros.
  • La escuela sólo debe de ser una parte del sistema educativo; la educación debe impregnar todos los órdenes de la sociedad.
  • Aboga por una disciplina educativa que una la evolución cultural y el progreso educativo, dándolo rango de casi ciencia.
  • Educación significa también cambio, cambio de hábitos, abandonar la zona de confort.
  • Investigaciones y estudios cada vez dejan más claro que la neurología y la educación irán de la mano, siendo complementarias, por no decir inseparables.
  • Eliminar el mayor lastre: la ideologización del sistema educativo. Sin ello, no se puede comenzar a andar el camino.
  • Cinco y cinco: se necesitarían cinco años para el cambio e invertir el 5% del PIB. Son cifras ambiciosas que parecen imposibles pero el retorno de la inversión sería incalculable.
  • Un pacto social para evitar la exclusividad de la gestión. Es tarea de escuela, padres, ciudad y Estado.
  • Introducir un MIR educativo y una formación constante y con pruebas.
Sueña a utopía pero ojalá, aunque no sea a corto plazo, se construyan los pilares para el sueño de Marina. Porque sin duda, es uno de los que hacen suya la expresión para construir de verdad una sociedad desarrollada e igual: educación, educación y educación.