“Las coherencias tontas son la obsesión de las mentes ruines.”  (Ralph W. Emerson)


En 1801 Thomas Young realizó un experimento crucial que posteriormente constituyó el pilar básico de la mecánica cuántica: la dualidad onda-corpúsculo, o lo que es lo mismo, la "mágica" capacidad de un partícula para comportarse como onda y como partícula. Para comprobarlo lanzaron electrones sobre una pantalla interponiendo otra con dos rendijas. Resultado: colisionaban como partículas pero sólo en las zonas en las que lo harían como ondas. Resumiendo: en realidad no son ondas ni son partículas sino que se comportan en función de la observación.

La cuántica rige lo más pequeño, los pilares de la materia, pero se puede aplicar al comportamiento humano, más aún en nuestros días: el psicoanalista Darian Leader afirma que la nueva gran dolencia psiquiátrica de nuestro tiempo es la bipolaridad. Como bien apunta, es la nueva excusa para nuevos fármacos y nuevas terapias. Efectivamente, está de moda digamos ser bipolar o parecerlo, unos para intentar comprender las continuas contrariedades y otros para aprovecharse de ellas. Hablamos de política, economía, flujos migratorios, países, ideologías, sistemas educativos, sanitarios..., de todo, y nos posicionamos en una postura inamovible mientras quede bien con nuestra "ideología" e idiosincrasia, con nuestro entorno, por otro lado definido por un pasado y una educación concretas, es decir, adquirido y no como algo infuso. Se puede ser onda y partícula. Todo es verdad, es decir, todo puede ser mentira.
                              
El ser humano desde tiempo inmemorial navega siempre entre el idealismo y la practicidad, entre la justicia y su beneficio personal, entre la denuncia y la protección de los suyos y de lo suyo. Es dual, onda o partícula según convenga. Nosotros, observadores, también le veremos en uno u otro estado según nuestras creencias, traumas, valores, ética, moral, entorno, pasado, experiencias... Es fácil ser Quijote, lo difícil es ser Sancho y seguirlo, desear lo que él desea pero darse cuenta de la realidad. 

Asistimos a la enésima repetición del eterno bucle de lo histórico, lo ideológico, de la idea del "cambio". Todos saben lo que hay que hacer y se comportan de manera previsible: partidos, líderes, ciudadanía, tertuliano, periodista, indignado, corrupto, cura o charcutero. Somos idealistas rodeados de miles de personas o en el bar. Somos prácticos al llegar a casa, cuando nadie nos ve y debemos velar por nuestros intereses, sea de manera honrada o no, sea un anarquista o un ejecutivo. Buscamos el cambio pero en vez de ponernos a ello, empezando por cada uno, seguimos a pies juntillas la programación de un gobierno, un partido, una revolución, un plan en definitiva, arropado por la nunca bien ponderada PNL o programación neurolingüística. Lo podría resumir así: la democracia sirve para elegir a lo que crees tú que quieres y el capitalismo para comprar lo que crees que necesitas. Nos posicionamos a un lado y ya dará igual el origen, propósito y consecuencias. Maquiavelo lo sabía muy bien.

Pero pongamos ejemplos concretos de la dualidad onda-partícula, de la bipolaridad que puede generar, de cómo ambas son ciertas dependiendo del "obsevador":

Onda: la victoria de Podemos es necesaria para regenera un sistema caduco y corrupto gestado en la Transición y que ha traído estos lodos. Da igual cómo se ha gestado, sus intenciones o consecuencias. Peor que esto no será y traerán medidas necesarias, aunque las utópicas al final no se puedan llevar a cabo como se demostrará con Grecia. Además es una obra maestra de cómo en unos meses se puede gestar la opción al poder utilizando el 'manual': mensajes, uso de medios, estrategia política, logística de partido...
Partícula: Podemos ha llevado a cabo un plan desde el mamoneo universitario para alcanzar el poder. Siempre conlleva la contradicción en si misma: se caen en los errores que se denuncia (no hace falta citar casos), se aparenta consenso pero la fácil manipulación de la masa hace que al final se logre lo contrario, el objetivo: un líder indiscutible y una jerarquía y modos casi sectarios (como en todos partidos, vaya). 

Onda: Montoro está usando su ministerio para perseguir a ciudadanos incumpliendo normas de privacidad. ¿Por qué no hace lo mismo con los suyos o con las grandes fortunas y les amenaza igual?
Partícula: las irregularidades son un hecho y la incoherencia es absoluta aunque es el enésimo caso donde discurso y hechos no casan, donde supuestamente rechazas un sistema y prebendas que luego usas como el que más. 

Onda: Grecia ha estado años falseando cuentas y los ciudadanos siguieron votando a aquellos que las falseaban. El 40% de su economía es sumergida y si pides un préstamo se devuelve, sobre todo teniendo en cuenta al plazo que tienen (hasta 30 años) y gran parte de él al 0%. Los griegos han votado por la insumisión y resistencia frente a Europa pero a la vez sacan sus ahorros por miedo a las consecuencias de las medidas que ellos mismos han votado. Tanto Grecia como España, Portugal, Italia e Irlanda han vivido por encima de sus posibilidades y su nivel de productividad e idiosincrasia (actitud ante el trabajo, la economía sumergida, la corrupción) son por decirlo suavemente distintas a Alemania, Dinamarca, Austria, Noruega o Suecia. 
Partícula: a Grecia y el resto de países citados permitieron eso pero la UE sólo aprovechó la crisis para cercenar la clase media y aplicar políticas restrictivas mientras los de siempre han salido impunes y se han forrado aún más. Se ha demostrado que las políticas expansivas son las que sacan a un país de una crisis. La deuda jamás se podrá devolver, es un hecho, así que lo más justo es crear leyes más ecuánimes y fomentar el crecimiento en vez de aumentar la brecha norte-sur de Europa.

Y así podríamos seguir con lo más actual como el pequeño Nicolás, la lista Falciani, etc., etc. La realidad es que la realidad es una con varias vertientes, y que cada una de ellas la convertimos en mentira según nuestros anhelos o intereses, nuestras ideas o esperanzas. Cuando por fin nos dejemos de entretener en debates espúreos y nos pongamos por fin de acuerdo en un sistema lógico y eficaz ajeno a "estar con alguien o contra alguien", cambiarán las cosas de verdad, como ocurre en los países más desarrollados y civilizados, donde la cuestión política es menor y prima la eficacia, sea de la "ideología" que sea.

Por otro lado, aquellos que se indignan quizá se echen las manos a la cabeza si se cumplen las previsiones geopolíticas y demográficas (África posee más millones de personas menores de 25 años preparados para trabajar y consumir que India y China juntas, por cierto, éste último el mayor inversor allí). Europa creció, esquilmó y ahora les toca a otros, sea justo o no. Condenamos hechos y derivas con las que luego convivimos año tras año, sean maltratos, injusticias, abusos o carencias. Queremos la solución sin analizar el problema, sin reflexionar ni usar el sentido crítico y lógico que requiere toda incertidumbre y reto.

Dejemos ya los partidismos y las ideologías y cojamos lo mejor, lo que funciona, sea venezolano, alemán, americano, japonés o sueco. Por supuesto que cultural, económica y tecnológicamente EE.UU. y Europa siguen siendo el referente y modelo a seguir por ser 'lo mejor entre lo peor' pero es hora de otra forma de gobierno y de pensar, y mientras sigamos pensando y siendo igual de sectarios y contradictorios nos seguirán gobernando los mismos: unos con corrupción e injusticia, otros con falta de derechos e inseguridad, pero ambos con vicios ocultos y luciendo virtudes envueltas en daños colaterales que siempre acabamos admitiendo e ignorando para poder seguir jugando a lo mismo. Sólo así nos daremos cuenta de que quizá el modelo más lógico en lo competitivo es el americano, o en lo social es el escandinavo, o en lo logístico es el chino, o en lo igualitario es el ecuatoriano, o en lo sanitario es el cubano. Quizá, sólo quizá, si dejamos ya de estupideces sectarias y de a ver quién es más de izquierdas o de derechas, podamos ponernos de acuerdo coger lo mejor de cada casa y que nos gobiernen los mejor preparados. Mientras sigamos jugando a lo mismo, mientras los mismos, siendo tan distintos, sigan haciendo lo mismo y nosotros reaccionando lo mismo, todo seguirá siendo lo mismo. Seamos ciudadanos de verdad, eso que tanto de reclamamos de boquilla mientras seguimos actuando cual veleta en función de expectativas, discursos y maniobras de poder, de la derecha y de la izquierda, de los de abajo y de los de arriba. 

Seguiremos leyendo a los expertos, a los que verdaderamente arriesgan, a los que de verdad sufren, a los que realmente quieren cambiar y cambiarlo, los que avanzan y no se dejan influir por el gregarismo, la ideología, el sectarismo o el absolutismo; a los científicos, investigadores, ingenieros, inventores, gestores de eficiencia, emprendedores, solidarios... El resto es ruido, demasiado ruido. De nosotros depende. 


“Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa.”  (André Mourois)