La crisis desatada con Argentina a raíz de caso YPF pone de manifiesto la casi total dependencia de España en la materia más vital: la energía. Y todo ello desde el prisma meramente económico-estratégico, porque si vamos más allá veremos que esta dependencia energética también supone un alto precio moral al apoyar a sociedades, regímenes y países que no se caracterizan precisamente por un alto grado democrático, respeto por los derechos humanos o desarrollo social.


Hemos tratado aquí una y otra vez la crisis en su diferentes vertientes, un tema recurrente y obvio en un foro como este que defiende por activa y por pasiva el cambio a otro modelo, el avance hacia una sociedad verdaderamente desarrollada y civilizada, hacia un sistema sostenible, eficaz y eficiente. Actualmente, como era de esperar, la crisis no sólo sigue sino que se agudiza. Matemáticas más condición humana hacían muy difícil que no pasara lo que ha pasado y está pasando.

España ha perdido casi todo el peso político y económico tras las vacas gordas del ladrillo. El futuro que nos aguarda es duro, muy duro, y deberíamos tomar ejemplo en parte de Argentina, es decir, gestionar tus propios recursos y crear un tejido productivo sólido. Ya sé que suena antipatriótico, pero este blog no está hecho para demagogias, conceptos caducos o medias tintas. Y ya sé también que no es oro negro todo lo que reluce en el país sudamericano, sino que detrás hay intereses oscuros, tráfico de influencias y corrupción. 

¿Por qué esta decisión del gobierno de Kirchner? La respuesta es Vaca Muerta, un gigantesco maná de hidrocarburos. Con una adecuada gestión y una inversión suficiente, Argentina logrará ser energéticamente independiente, algo vital para el mundo que se avecina. Y es que hasta ahora la Argentina es uno de los pocos países productores de petróleo que no tiene o tenía aún una compañía estatal hegemónica. 

Debemos empezar a dejar de practicar el tan nacional deporte de la queja, el patriotismo mal entendido y la lamentación continua. España es uno de los países del mundo más dependientes del exterior en materia de energía. Desde los años 80 la cuota de dependencia (que fluctúa alrededor del 75%), no ha variado apenas. 

El primer paso para comenzar a reflotar esto es crear políticas y medidas económicas que tiendan a reducir esa dependencia, como va a hacer Argentina. Hay que apostar por las nuevas energías y crear un tejido productivo que progresivamente cambie el modelo energético y viceversa; si no, seguiremos siendo esclavos de los hidrocarburos y de los problemáticos países que lo producen y exportan, y lo que es más, seguiremos teniendo una balanza insostenible desde el punto de vista financiero. 

¿Posibles opciones? Varias. Por ejemplo una de la que hablaremos en un futuro post: se llama grafemo, y es el futuro. Se obtiene a partir del carbón, algo con lo que España sí puede competir. Es más, se puede conseguir grafemo a partir de grafito natural, y las minas españolas son ricas en este mineral, ergo...